En el 2013 se reportó la presencia de petroglifos o piedras talladas dentro del área del río Tabasará a ser afectada por el embalse del proyecto hidroeléctrico Barro Blanco en Chiriquí.
Como medida de mitigación, la dirección de Patrimonio Histórico del INAC, en colaboración con el Congreso Regional Ngäbe determinó que se harían réplicas de los mismos para colocar en un museo de la comunidad, pues la roca es demasiado grande para trasladar y corre el riesgo de partirse.
Aunque esta determinación fue aprobada por el Congreso Regional, ‘la comunidad afectada, que vive a orillas del río nunca fue consultada y está en contra de la medida’ expresa el arquitecto Wilhelm Franqueza, director de Patrimonio Histórico del INAC.
A esto agrega Roxana Pino, arqueóloga de la dirección de Patrimonio Histórico, que si se cambiaba el curso del embalse se afectarían más comunidades y en este caso se debe proteger el bien humano y ‘tratar de buscar una solución al bien cultural’.
Pino aclara que en ningún momento se ha proyectado destruir los petroglifos pues, como entidad, el INAC preserva los bienes culturales.
Esta polémica ha logrado despertar el interés nacional por conocer más sobre lo que representan estos grabados rupestres para nuestro patrimonio histórico y cultural.
NUESTRAS ROCAS TALLADAS
‘Localizada en la esquina noroeste de El Valle, La Piedra Pintada es una enorme roca adornada con grabados precolombinos. Los locales frecuentemente rellenan los surcos de los petroglifos con tiza para facilitar su visita, lo que no hace su significado más claro. Esto no disuade a los niños del área de ofrecer su interpretación por $2 (solo en español)’.
Así describe el portal de recomendaciones turísticas Lonely Planet la roca con petroglifos más conocida de Panamá, localizada en El Valle de Antón.
Esta calificación refleja la situación actual del arte rupestre en nuestro país. Primero, muchos petroglifos han sido vandalizados por la falta de conocimiento sobre su valor o porque se les consideró como marcadores de sepulturas que contenían objetos de oro.
Segundo, no se tiene un entendimiento claro de su significado ni de su antigüedad, pues se les vincula a grupos indígenas que vivieron en la región miles de años atrás y que desaparecieron junto con su tradición cultural.
En Panamá se han documentado petroglifos a lo largo del territorio nacional, incluyendo Volcán, Boquete, Quebrada de Piedras, Soná, Ocú, Calobre, La Pintada, Bejuco, Darién y el Archipiélago de las Perlas, entre otros.
Los mapas que se muestran fueron desarrollados por arqueólogos que estudiaron regiones específicas del país.
DE ÉPOCAS PASADAS
Alrededor del mundo los petroglifos han sido asociados con poblaciones prehistóricas, la mayoría datando de antes de la llegada de las primeras civilizaciones.
El doctor Richard Cooke, un arqueólogo con más de 40 años de experiencia en Panamá, señala como ejemplo un petroglifo observado en Isla Contadora en el siglo XX que se encuentra hoy en día en la zona de entre mareas, lo que ‘sugiere que este grabado antecede a la subida del mar que aconteció entre los 8 mil y 13 mil años atrás’.
Según Cooke, los petroglifos son sumamente difíciles de fechar con exactitud. Sin embargo, ‘en ocasiones las imágenes se pueden comparar objetivamente con aquellas encontradas en otros medios, como cerámica o metales… y se pueden fechar en términos relativos’.
La arqueóloga Ilean Isaza señala en su tesis doctoral que Eva Harte, quien no era arqueóloga profesional pero formó parte del primer inventario de petroglifos en el país, indica que ninguna de estas piedras talladas ilustran animales que fueron introducidos por los españoles, lo que las posiciona en un periodo anterior a la conquista.
SIGNIFICADOS POR DESCUBRIR
La mayoría de los petroglifos cercanos al río Coclé del Sur, estudiados por los arqueólogos Carlos y Julia Mayo, se encuentran en quebradas y sus diseños principalmente muestran espirales y motivos zoomorfos (con la apariencia de un animal).
Los Mayo lo asocian al hecho de que los caimanes eran considerados animales sagrados a partir de 700 d.C, por lo que las quebradas podrían haberse convertido en un ‘lugar de culto’.
Mientras tanto, aquellos ubicados en áreas llanas representan mayormente líneas paralelas, que pudieron funcionar como hitos o referentes geográficos de caminos prehispánicos.
Crónicas españolas como las de las expediciones de Pedrarias Dávila y Gaspar de Espinosa respaldan la idea de que uno de los propósitos de los petroglifos era demarcar límites entre cacicazgos.
En cuanto a la región de Boquete, descripciones del siglo XIX sobre los entierros en el área resaltan el uso de dacita y columnas basálticas en la construcción de tumbas precolombinas.
El cementerio precolombino de El Huacal, ubicado dentro del área de estudio de la arqueóloga Karen Holmberg queda a más de tres kilómetros de la fuente natural de columnas basálticas.
Dado que no existe ninguna vía acuática entre esta y el cementerio, Holmberg hizo un análisis para establecer la ruta ‘menos costosa’ de transporte terrestre.
Los petroglifos 23 y 24 (no se muestran en el mapa) se encuentran en la intersección de la ruta ‘menos costosa’ con el río Caldera y cerca de la fuente de columnas basálticas, respectivamente, sugiriendo que cumplían el papel de indicar la ruta.
La Piedra Pintada de Caldera, que contiene los petroglifos más notorios del área, posiblemente fue utilizada para marcar el paso del año.
El ingeniero panameño Roberto Perez-Franco propone que el círculo ubicado en la parte baja del diseño representa al sol y que la línea central indica los equinoccios de marzo y septiembre.
A su vez, sugiere que la línea más alejada hacia el lado izquierdo del diseño representa el solsticio de junio y el punto en el que el sol detiene su recorrido en esa dirección y comienza a moverse hacia la derecha. Igualmente, la marca más alejada hacia el lado derecho del diseño puede interpretarse como el solsticio de diciembre, cuando los rayos de sol vuelven a cambiar de dirección.
Este uso podría haber contribuido a marcar el paso del tiempo, para determinar los ciclos agrícolas y las mejores épocas para la recolección de dacita y columnas basálticas. que habrían sido difíciles de transportar durante la época lluviosa según indica Holmberg.
El arqueólogo Martin Künne sugiere que algunos diseños en la Piedra Pintada representan máscaras de tapires y venados.
Las máscaras fueron utilizadas en ceremonias para los muertos en otras partes de América Central, por lo que su representación podría sugerir la incorporación del petroglifo en rituales.
RETOS DE ACTUALIDAD
En el 2002 se promulgó la Ley 17 del 17 de abril, en la cual ‘Se declaran monumentos históricos nacionales los dibujos tallados en piedras por nuestros aborígenes en la época precolombina, que se encuentren en cualquier parte del territorio nacional’.
Franqueza considera que la ley necesita más profundidad pues ‘no indica cómo se deben proteger los petroglifos ni cuáles son los procedimientos para hacerlo’. Por lo tanto, ellos se rigen por las prácticas internacionales para la conservación de arte rupestre.
EL CAMINO A SEGUIR
Para Cooke y Holmberg, el significado de los petroglifos está estrechamente vinculado con su ubicación y topografía.
Así lo señala también el arqueólogo Alvaro Brizuela en su artículo ‘Los Petroglifos de Volcán, Chiriquí, Panamá. Avances de investigación’. ‘Algunos están íntimamente ligados con el entorno natural, lo que fusionó una interrelación entre el medioambiente geográfico y las creencias de aquellas sociedades’.
Sin embargo, tanto para Holmberg como para Cooke es preferible ‘moverlos fuera de peligro si se encuentran en un área amenazada’, pues al menos se preserva la información gráfica para generaciones futuras.
Franqueza agrega que es imperativo hacer un estudio a nivel nacional que ubique los petroglifos con sus coordenadas ‘para protegerlos y darles un valor’.‘
Son elementos que incentivan el turismo en zonas que por lo general son apartadas y cuya población vive en estado de pobreza’.
Por su parte, Holmberg precisa que es fundamental concienciar a la población, pues se deben evitar las prácticas que alteren los diseños de alguna manera, como pintar sobre ellos, tal cual se vislumbra en algunas de las fotografías adjuntas.
‘Cualquier alteración es una falta de respeto, tanto para los grupos precolombinos que nos precedieron como para las futuras generaciones que podrían tener técnicas arqueológicas que no existen hoy en día, y que ayuden a tener un mejor entendimiento de la interacción de los grupos humanos istmeños con su entorno’.
EL SOL Y LA LUNA
Tradición oral Ngäbe y los petroglifos
El Sol y la Luna es una historia Ngäbe obtenida de un miembro de la comunidad indígena Roger Séptimo y la antropóloga panameña Luz Graciela Joly. Los Ngäbe son la mayor población indígena en el área de Boquete hoy en día, pero en el periodo pre-colombino es probable que vivieran más al este.
Relato
La señora Evia vivía sola con sus dos hijos, que siempre estaban desnudos y cubiertos de cenizas porque solo tenían una estufa de leña con qué jugar.
Evia frecuentemente iba a fiestas y los dejaba solos. En una ocasión conoció a dos hombres guapos y bien vestidos de oro y plata, pero la gente le advirtió que no coqueteara con ellos pues eran sus hijos, a lo que ella replicó que era imposible, pues sus hijos estaban en casa sucios de ceniza.
Cuando regresó a su hogar los encontró durmiendo cerca de la estufa, lo que la tranquilizó. Esto ocurrió varias veces y en la cuarta ocasión Evia se escondió cerca a la ‘chichería’ desde donde podía observar su casa.
En eso vio a los dos hombres pasarle por el lado en camino a la fiesta y al retornar a casa no encontró a sus hijos.
En lugar de ir a la fiesta se sentó a esperar su regreso, y en su tristeza se puso a hacer diseños al azar, los cuales hoy son los que vemos en los petroglifos.
Cuando sus hijos regresaron como hombres no querían saber de Evia y la lanzaron bajo la tierra. Cuando ocurren terremotos es porque Evia se encuentra bajo la superficie.
En la historia Ngäbe se ve la importancia del fuego y la ceniza, además de los terremotos, que podría estar relacionado con erupciones volcánicas pasadas.
Séptimo y Joly además interpretan a Evia como la antropomorfización de la tierra y sus hijos son el sol (vestido de oro) y la luna (vestido de plata).La arqueóloga Karen Holmberg señala que esto es evidencia de cómo la comunidad Ngäbe ha incorporado los petroglifos dentro de su tradición oral, con todo y que fueron creados por otros grupos en un periodo y con una cultura separada a la suya, para poder explicar su presencia.
Gaspar de Espinosa
CONQUISTADOR ESPAÑOL, REFIRIÉNDOSE AL USO DE LOS PETROGLIFOS EN PANAMÁ COMO DELIMITADORES DE TERRITORIOS.(MAYO, 2007)
CRONOLOGIA GRAN COCLÉ Y CHIRIQUÍ
La palabra petroglifo proviene del Griego; ‘petros’, piedra y ‘glyphe’, tallar.250-550 D.C.
Diseños incisos y rectilíneos, con disposición geométrica, cerca al Río Coclé del Sur son similares a los motivos cerámicos estilo Tonosí, lo mismo que una figura humana de brazos alzados y piernas abiertas observada cerca al Río La Villa.
550-700 D.C.
Motivos de caimanes proliferan en la cerámica a partir del estilo Cubitá. Se observan en las inmediaciones del Río Coclé del Sur.
700-1100 D.C.
Diseños de bajos relieves, mayor complejidad, temas naturalistas y líneas curvas cercanos al Río Coclé del Sur. Se asemejan a los estilos cerámicos Conte (700-900 d.C.) y Macaracas (900-1100 d.C.).
200 A.C.-600 A.C. Y 700 D.C-1500 D.C.
Cerámicas y artefactos de piedra encontrados en el área de los petroglifos de Boquete.
200-1550 D.C.
Posible centro político que utilizó los petroglifos de Barriles data de las fases Bugaba (200-600 d.C.) y Chiriquí (1000-1550 d.C.), basado en técnicas de datación por radiocarbono.
Fuentes: Künne, Mayo, Isaza y Holmberg.
Imagen: Petroglifo en el Archipiélago de las Perlas, La Estrella de Panamá.
Autor: Leila Nilipour. Publicación actualizada en La Estrella de Panamá el 28 de junio de 2015.